ESTE TEXTO ABRE EL DOSSIER TIJUANA QUE ALBERGARÁ EL SITIO WEB DE LA REVISTA REPLICANTE EN EL # 21, DEDICADA A LA UTOPÍA

NORTEC versus OBC
POSTCARD FROM TIJUANA

Una distopía con sabor a futuro



al gran artista y persona Marcos Ramírez, Erre, a quien la fatalidad le arrancó trágica y prematuramente a su hijo Isaac.


This is Tijuana... COME... Imposible no empezar hablando de tópicos cuando nos referimos a una de las fábricas de tópicos más vigorosas (y letales) del mundo. LO MÁS, BIG KING SIZE, 2 x 1, ladies night... la barra más larga del mundo, most visited city in word, the border point with more crossings (and DEADS in ilegal crossing actions)... Tijuana acredita varios estrambóticos premios GUINESS.
Dejaremos que los tópicos se reacomoden por sí solos para dar una imagen más o menos fidedigna, más menos representativa de lo que Tijuana es, o quisiera ser, o más bien, de lo que quisiera ser a pesar de lo que es.... Me refiero al fenómeno de identificación positiva a través de ciertas manifestaciones culturales. O cómo el paraguas inalámbrico de la sociedad civil protege del narcocorrido generalizado como banda sonora de las border cities.
Tijuana makes me happy... Hablar de Tijuana es nombrar, queriendo o sin querer, al fantasma de la Identidad. De la identidad huidiza, volátil y difusa de los tijuanenes, quienes desde el establecimiento del Rancho de la Tía Juana, por su posición geopolítica han vivido de manera polarizada.
¿Cómo arraigar el sentimiento de identidad en una ciudad en esencia nómada, transitada por migrantes de toda procedencia? Y hasta hace apenas 8 años (el evento del 9-11 cambió las pautas de conducta de los norteamericanos), por millones de turistas, porque además de nómada otra característica esencial de Tijuana es su capacidad de mutar como los virus. Tijuana es viral y sus anticuerpos dependen de los flujos económicos. La narcoeconomía no deja de erigirse en el principal flujo de dinero. Las farmacias también son parte del negocio, al igual que la gran cantidad de clínicas de cirugía estética.
Hace 10 años eran hordas de adolescentes entre 18 y 21 años que tomaban los bares de la Avenida Revolución como su vomitadero del que llevarse una camiseta y una foto con un burro rayado, las célebres cebras de Tijuana, de recuerdo. Eso los que se acordaban de algo, porque entre los extraños "servicios" que la ciudad ofrece es el de llevar borrachos hasta la línea para que alguien vaya por ellos a San Ysidro, del lado de EEUU. Luego esos mismos adolescentes empezaron a comprar pastillas para el down y otras para el high en las farmacias de Tijuana a la salida de los bares. Todas ellas sustancias controladas en EEUU y que sólo se dispensan con receta médica, lo que también sucede en Tijuana. La diferencia estriba en la cantidad de consultorios médicos dispuestos a recetar lo que el "paciente" desee.
Ahora, la narcoviolencia ha ahuyentado incluso a los cholos que venían a ponerse locos con sustancias adquiridas en las farmacias del centro de Tijuana, que ahora lucen majestuosas y repletas de medicinas en la simbólica Avenida Revolución, igual de vacías y desoladas que los pocos bares que todavía tratan de atraer al turismo al grito de a beer for one dollar y el clásico 2 x 1.
Ante ese contexto la sociedad civil de Tijuana no para de lanzar iniciativas culturales para que esta ciudad deje de ser un campo muerto asolado por la leyenda negra. Aunque éste parece ser el sino de Tijuana, y aún sabiendo que todo tópico contiene algo (o mucho) de verdad, el concierto celebrado el pasado 4 de octubre en la explanada del CECUT como la actividad central de ENTIJUANARTE, la fusión de los fundadores del Colectivo Nortec (Bostich + Fussible) con la OBC (Orquesta de Baja California), terminó en una explosión de júbilo que unió a los asistentes en un inédito, espontáneo y emotivo grito que coreaba Tijuana, Tijuana, Tijuana una y otra vez hasta la creación de unos de los éxtasis colectivos más hermosos que he presenciado en mi vida, catártico hasta la médula.
Quizás esforzarse en definir la identidad en una ciudad mutante no sea tan relevante. Más bien un discurso que funcionó desde la década de los sesentas para definir qué significaba ser mexicano, tan lejos del México central, en un contexto de predominio anglosajón. Pareciera que los tijuanenses, superando prejuicios, hacen a un lado, además de la eterna leyenda negra, el viejo dilema de saber si son más mexicanos desnaturalizados que gringos de tercera, y se asumen orgullosamente transfronterizos, orgullosamente from Tijuana vato.



rubén bonet
maquila
tijuana, oct 09
invitación al convivio repartida entre la comunidad de la colonia federal, tijuana


daniel castellanos fondeando su pieza (esténcil)


transferencia
colectivo 4 (3 +1)
la casa del túnel, col. federal.
tijuana, BC. octubre 09


Tijuana ha sido en las dos últimas décadas un extenso laboratorio de arte en la calle donde se han llevado a cabo manifestaciones de todo tipo y pelaje, que han ido conformando las múltiples acepciones de lo que conocemos como Arte Público. Ejecutado en el área San Diego-Tijuana a partir de 1984 por las prácticas, necesariamente experimentales y casi siempre con el tema de la Frontera como eje, de los colectivos binacionales Border Art Workshop/Taller de Arte Fronterizo (BAF/TAZ) de aquel lado, y una década después, por las del colectivo multidisciplinario Revolucionarte, de lado mexicano.
Alejandro Zacarías, uno de los fundadores de Revolucionarte en 1994 (colectivo que en su época tardía nutrieron artistas como Marcos Ramírez "erre", Tania Candiani o Julio Orozco), fue de los miembros más activos en cuanto a las iniciativas de intervenciones en espacios públicos, que también incluían performance, tratando además que esas acciones tuvieran una repercusión social en las comunidades o lugares específicos donde se llevaban a cabo, siendo la más participativa la realizada a lo largo de 1997-98 sobre el muro de los estudios Fox, en Popotla, dentro del marco de inSITE 97.
En esa finisecular época la tónica general en la escena de producción de contenidos visuales en Tijuana estaba marcada, entre otros factores, por la falta de galerías (la de Nina Moreno, hace tiempo extinta, era heroíca excepción), la insuficiente o nula infraestructura institucional enfocada a expresiones rabiosamente contemporáneas, y sobre todo, mal endémico, el desinterés general de la población tijuanense en casi cualquier tipo de manifestación cultural que rebase el folclor popular, o su versión empobrecida: los espectáculos masivos.

A partir de 1992 que se realizara el primer inSITE como evento de arte público binacional, que hoy llamaríamos transfronterizo, se empezó a reconfigurar no sólo la identidad siempre cambiante de la frontera, sino los mecanismos mismos de su búsqueda y adecuada proyección al resto de la sociedad. Lo pida ésta última o no, permaneciendo en general indiferente a las cuestiones identitarias más profundas, forjándose la identidad más bien en torno al rol cotidiano que se desempeña en el mundo laboral, sobre todo si se trabaja al otro lado (EEUU), y por lo tanto, en el entramado activo de los flujos económicos de la frontera. Frontera que hasta hace poco se anunciaba como la puerta a la ciudad más visitada del mundo y hoy ignorada por el turismo masivo que bañaba de oro a buena parte de la ciudad de Tijuana, como el sector de la colonia Federal donde están ubicadas casas de cambio, tiendas y comercios de todo tipo.
Me estoy refiriendo a la parte de la colonia que está expuesta a la vorágine del tránsito de los cruces peatonales y a la acción del turismo. En la otra, la que vive más allá de la intersección de la avenida Padilla con Larroque, transcurre la tranquila vida familiar casi sólo interrumpida por el ir y venir de los diferentes cuerpos de seguridad que tienen su base en las instalaciones atrás del muro que delimita la colonia, y al país!, como Marina, Policía y el Grupo Beta, y que forma un caprichosa figura geómetrica que encierra la colonia Federal, siendo otro de los lados de este poliedro asimétrico el ancho cauce del casi siempre esmirriado Río Tijuana, que en este punto se convierte hasta su desembocadura en la frontera física entre los dos países.
Los vehículos de alta cilindrada repletos de gente armada no son el único inconveniente para la tranquilidad de la zona, de hecho esto hace de la Federal una de las colonias más seguras de la frontera, sino que de repente la enorme verja del Grupo Beta se abre también para escupir grupos de deportados que deambulan dos o tres días por la colonia, generalmente con hambre y bastante desorientados. Pero éstos, empujados por la frialdad sepulcral con que son recibidos por los vecinos(más bien hartos del continuado espectáculo, no porque pequen de insolidarios), desaparecen pronto del paisaje.
Como también desaparecen en las noches la ingente cantidad de autos que pueblan sus banquetas en días laborables. La Federal se convierte en un gran estacionamiento para aquellos que llegan a la Línea en coche pero cruzan a pie y que recogen su auto al anochecer regresando de sus trabajos en EEUU, devolviendo su aspecto real a la Federal.
Esa emblemática y mágica colonia que sólo en la topografía geosocial de la frontera podría tener lugar, ubicada en un espacio altamente simbólico, donde muchos vecinos, como Doña Lolita, cuya casa intervino con esténcil Daniel Castellanos, son hijos de empleados de la Aduana Federal, de hecho de ahí viene el nombre de la colonia, que aquí construyeron sus casas y fue el lugar donde crecieron básicamente felices sus familias, al decir de Doña Victoria que cumple 66 años de vecina. Muchos se fueron, otros se fueron muriendo pero muchos otros todavía siguen aquí, con un fuerte sentimiento de arraigo y pertenencia a esta particular esquina en la esquina de México.

En este contexto se inscribe transferencia, un proyecto de intervención visual sobre 8 casas de la Colonia Federal llevado a cabo por Colectivo 4 (3 + 1), cuya coordinación se ha realizado a través de La Casa del Túnel: Art Center, dirigida por Luis Ituarte, antes por Ava Ordorica quien avaló este proyecto, con apoyos de CONACULTA e IMAC, situada en una propiedad de dos pisos enclavada junto al primer muro divisorio que existió y que fue la entrada de un narcotúnel propiedad del Chapo Guzmán, requisada por el Gobierno después de muchos años de clandestina operación. Básicamente gente y droga hacia aquel lado, y armas hacia éste. Orígenes turbios, como la misma ciudad de Tijuana, que La Casa del Túnel: Art Center redime desde hace año y medio, siendo un espacio con vocación de interacción y canalización de proyectos que tengan a los espacios públicos de la colonia, y no tan públicos como en este caso, como objeto de intervención.

Detalle intervención Alejandro Zacarías, casa de Víctor.


El proyecto transferencia se inscribe de lleno y con éxito en el llamado arte procesual, (inSITE 05 fue muy didáctico y propositivo al respecto, sobre todo en los márgenes teóricos, que se ampliaron inusitada y vigorosamente), al haber cada uno de los artistas, Alejandro Zacarías, Lizardo Hernández y Daniel Castellanos (Colectivo 4), más el invitado de esta edición Alfredo Gutiérrez, todos ellos artistas visuales, pintores, estencileros, gaffiteros, dibujantes y diseñadores, quienes en una serie de entrevistas, pláticas informales y convivencia con los habitantes de las casas a intervenir, llegaron a través de un ejercicio de "psicoanálisis" visual a la creación y concreción de la imagen que luego el artista se encargó de materializar.
De ahí que use el término psicoanálisis, puesto que la imagen pactada es resultado de la proyección íntima del vecino, que el artista recoge en un proceso de transferencia para materializarla en lo que podríamos llamar casas altamente personalizadas (tunned houses), en función de las proyecciones vivenciales de sus habitantes.
Convencer a los vecinos de la conveniencia del proyecto, obtener el permiso, fue la primera fase del proceso. Conocerlos, superar problemas de comunicación -algunos no querían otro Barrio Logan en la Federal- y establecer los canales de confianza fue la siguiente. Se desataron dinámicas en la colonia que tenían que ver con jerarquías y antigüedad, y con los motivos de la elección de una casa en detrimento de las demás. Todo el mundo quería participar! A partir de ahí ya fue trabajar con alegría aprendiendo siempre cosas cada día de las historias personales de los colonos, inéditas y la mayoría de las veces conmovedoras, contando con el registro fotográfico y sonoro desde la óptica de la antropología social a cargo de Irina Georgieff, quien regresó las imágenes a los colonos en una proyección pública que tuvo lugar en una fiesta comunitaria el día de clausura en La Casa del Túnel.
El evento, que fue transmitido en streaming (directo) vía www.revistaentrelineas.com, incluyó un paseo con vecinos, artistas y amigos por las calles de la colonia visitando las "piezas" y a los inquilinos, amenizado todo ello por un grupo de jaraneros veracruzanos (valga la redundancia, pero en el norte los jaraneros podrían ser de Mazatlán o San Diego), que cantaban frente a las casas intervenidas. Realizando, como no podría ser de otro modo en la frontera, un ritual de inauguración híbrido que convocó en una procesión dominical a las personas más antiguas de la colonia.
En el momento de la proyección se juntaron dos mesas con las personas de más edad, todas ellas mujeres, formando una especie de consejo de abuelas de la Federal, quienes gozando el evento alababan la posibilidad de convivir en la colonia como antaño. Lo que a mi modo de ver, en cuanto a interacción social y como creador de "situaciones" el proyecto transferencia cumple de sobra con sus objetivos en este peliagudo terreno que es el arte público, sobre todo en cuanto al grado de participación que pueda despertar en una comunidad.
El proceso se vivió con alegría y entusiasmo desde Colectivo 4 y La Casa del Túnel, con la expectación de ver reflejadas de manera material las posibilidades del proyecto. Ahora, hablan las obras realizadas, y los vecinos, quienes las albergarán en sus domicilios. Espero que el trabajo realizado deje orgullosos a ambos, a vecinos y a artistas, y que la colonia Federal, a los 80 años de su fundación en una ciudad de apenas 120, siga participando de ese vasto laboratorio de arte público que es Tijuana, como símbolo de ciudad transfronteriza, cosmopolita y global insertada de lleno en los procesos sociales y artísticos más relevantes del siglo XXI.



rubén bonet
la casa del túnel: art center
octubre 09. col. federal, tijuana
YA en circulación!:

jaikús maniacos
rubén bonet
editorial moho
ciudad de méxico, 2009


jaikús maniacos, libro miscalánea con una sección de aforismos salvajes, los cuatro manifiestos de la Fundación Adopte a un Escritor y la compilación de los relatos publicados en la revista MOHO desde el 2000.

diseño de portada e interiores: yolanda martínez
foto de portada: kyzza terrazas
il padrino: willy fadanelli

más info y pedidos: fundacionadopteaunescritor@gmail.com
o en la tienda virtual de la editorial moho en www.moho.ws
es preferible ser explotado a no ser explotado en absoluto.
me encantaría acordarme de quién dijo esa frase.

URBANISMO UNITARIO. LA CONCEPCIÓN SITUACIONISTA DEL ESPACIO URBANO

texto publicado en la revista Replicante # 7

La belleza, cuando no es una promesa de felicidad, debe ser destruida.
Internacional Letrista

Urbanismo e información son complementarios en las sociedades
capitalistas y en las anticapitalistas, organizan el silencio.
Raoul Vaneigem





El urbanismo tradicional siempre ha pretendido que las tramas urbanas, y sus representaciones arquitectónicas, actúen como reflejo de la jerarquía social esceneficándola sin traumas. A raíz del modernismo de principios de siglo pasado y la fe ciega en el progreso y la maquinización, trataron de trasladar el racionalismo del entorno productivo a las esferas de la vida cotidiana, el ocio e incluso la espiritualidad de los individuos.

Le Corbusier, máximo representante de la corriente racionalista junto a Piet Mondrian, justificaba el urbanismo como una opción entre arquitectura o revolución, arguyendo que la frustración de las clases obreras se debía a la incapacidad de trasladar la racionalidad del lugar de trabajo a los espacios de la vida doméstica y el ocio. Surge así la idea del arquitecto-dictador que ordena los aspectos de trabajo, movilidad, vida cotidiana y espiritualidad, a través de la planeación de oficinas, bloques de apartamentos, estadios y vías de circulación para los automóviles. Januz Deryng, en unos de sus proyectos, admitió operar bajo el principio de que los estacionamientos dictan la planeación urbana. Los situacionistas detectaron ya en 1968 que en París había en circulación 1.700.000 coches y solo 300.000 plazas de estacionamiento, y que las enfermedades respiratorias crónicas como la bronquitis y el cáncer de pulmón habían aumentado un 20% en una década.

El movimiento del racionalismo moderno se basaba en la certeza de que los problemas del mundo real podían ser resueltos por la razón, además de que priorizaban el interés colectivo por encima del individuo. Los situacionistas radicales pensaban diferente: el progreso social genuino no puede someter a lo individual, sino maximizar su libertad y potencial. La Internacional Situacionista (IS) pretendía convertir el interés de la vanguardia en espacio cotidiano y la cultura de masas en una revolución. Fracasaron obviamente, y el movimiento pop primero y ahora la cultura mediática masiva es lo que queda de esa revolución.

Los letristas (formación liderada por Debord y antecedente directo de la IS) pensaban que la arquitectura modernista nunca había sido un arte y estaba erigida sobre directrices policiales, y según Constant (Movimiento por una Bauhaus Imaginista, MBI, fundada por Asger Jorn),era la abstracción objetiva del espíritu del mundo burgués. La disciplina del sistema auguraba la reintroducción de valores neoplatónicos en la vida cotidiana. El sistema modular de la arquitectura racionalista estaba basado en las dimensiones ideales del cuerpo humano, siguiendo el sistema clásico de Vitruvio, y que paradigmáticamente Le Corbusier identificaba con un policia inglés de seis pies de altura. El concepto de la funcional “máquina para vivir en ella” más que liberar al hombre común lo condenaba a ser un componente más en el engranaje de una sociedad funcionalista. Ya se lo dijo por carta André Breton, guardián del surrealismo: el funcionalismo modernista fue el más infeliz sueño del inconsciente colectivo, la solidificación del deseo en el más violento y cruel automatismo.

Los situacionistas, en la línea de generaciones previas de revolucionarios y vanguardistas, identificaban la calle como el espacio de la vida real en las ciudades. La arquitectura del mañana, decían, será un medio de conocimiento y un medio de acción, y debería reflejar la lucha entre las fuerzas apolíneas de las clases dominantes y la energía dionisíaca de las clases bajas. Jorn demandaba que los edificios modernos deberían expresar una especie de “sensación poética”, al igual que los brutalistas en sus manifiestos (57), para hacer frente a las fuerzas confusas y poder de la sociedad de la producción en masa.

Fue en los primeros tiempos del situacionismo (1957-72) donde las ideas sobre arquitectura, diseño y urbanismo tuvieron mayor importancia y eran consideradas preocupaciones básicas en los programas de lo que se considera no solo un movimiento de vanguardia más, sino la última vanguardia. Programas que con el tiempo se fueron centrando más en la acción política y en la creación de situaciones.
Los situacionistas en sus textos y proclamas abogaban por un urbanismo que fuera más allá de la simple mejora de las infraestructuras urbanas (por ese motivo se distanciaron de Lefevbre a raíz de un artículo titulado “Utopía experimental: por un nuevo urbanismo”) por muy experimentales que fueran. Lo que los situacionistas pretendían es que a través del urbanismo se detonara la revolución en todos los aspectos de la vida cotidiana, empezando por la abolición del trabajo, y la subsiguiente desentronización de la mercancía como valor último y determinante, y la recuperación del juego y la creatividad como valores inalienables del individuo. En un mundo en el que el ocio está programado y dirigido como una actividad de consumo, y donde el rescate municipal de los centros y ciertos barrios de la ciudad se concibe más como una extensión del museo, pensada para el goce de masas de turistas, convirtiendo de esa manera el rico espacio social en mero “espectáculo”.

Basado en la arquitectura unitaria del utopista francés Charles Fourier, el urbanismo unitario (UU) de los situacionistas era la visión de la unificación de espacio y arquitectura con el cuerpo social y el individuo. Era un proyecto social al mismo tiempo que de experimentación artística, creían que el arte integral podía materializarse en el urbanismo. El UU no era una doctrina urbanística, sino una crítica del urbanismo.

Ninguno de los principales situacionistas de formación eran profesionales de la arquitectura o del diseño. En 1954 el ya célebre Ettore Sotssas Jr., abandonó la formación del MBI por su falta de profesionalismo y agresividad. En opinión de los situacionistas el comienzo de la profesionalización de la arquitectura y el diseño llevaba a una esterilización del mundo y amenazaba con eliminar toda espontaneidad y sentido lúdico en aras de la planeación, concepto muy en boga en Europa en el periodo de posguerra. Jorn idealizaba al artista libre como un amateur profesional.

Ya en un documento escrito en 1953, los situacionistas prometieron que la arquitectura algún día revolucionaría la vida cotidiana y llevaría al ciudadano común a un mundo de experimentación, anarquía y juego: fin último del UU. Para la revolución de la vida cotidiana tenían abiertos otros frentes de acción: psicogeografía, deriva, diversión y la construcción de situaciones.

Los situacionistas concebían un nuevo modo de habitar (sentirse cómodo en todas las casas, definición muy cercana al nomadismo globalizado contemporáneo) la ciudad que implicaba la reinterpretación de la trama urbana en nuevos mapas cuyos significados responden a una cartografía emocional (psicogeografía), mapas que indicaban solamente los puntos de confluencia cultural interracial en la periferia de París, ciertos barrios y mercados, parques y calles, o la estación de tren de Saint-Lazare donde se podían practicar jornadas enteras de deriva sin salir de la estación, considerada como una placa giratoria, lugares de confluencia e interacción social donde se distorsionan las categorías temporales del mundo mecanizado. El mercado de les Halles es otra de esas placas giratorias donde Debord realizó uno de sus tediosos filmes, consistente en la toma de una cámara fija con gente entrando y saliendo de cuadro en las actividades típicas de un mercado, actores involuntarios de la vida real.

El UU considera el medio urbano como el terreno de un juego participativo, la psicogeografía estaba revestida de un sentido de posesión emotiva violenta de las calles y los situacionistas proyectaban la deriva como discurso de las pasiones del amor. La deriva, según Debord, es un comportamiento experimental en una sociedad urbana. El periodo de deriva aconsejado no superaba los tres o cuatro días, aunque algunos miembros llevaron el experimento al límite, siempre en ámbito urbano, de derivar durante un mes y medio, al cabo del cual declararon que era imposible superar ese tiempo y que el esfuerzo los había llevado incluso al borde de la muerte.
Ralph Rumney, único miembro conocido de la Asociación Psicogeográfica de Londres y situacionista, tuvo que ser rescatado después de cuatro meses de deriva en Venecia con serios desórdenes mentales. A pesar de que según la IS los primeros informes que mandaba eran alentadores, después de cierto estado de confusión producido por la deriva constante en la ciudad de los canales Rumney acabó por llevar sus investigaciones hacia la deriva estática, ya nunca más se movió de una misma plaza, de la que solo los loqueros que se lo llevaron de regreso a Inglaterra lo sacaron.
Sin duda esos clochards finos y revolucionarios que eran los situacionistas debían ser muy sensibles, puesto que bajo ese principio no entendemos como es que actualmente haya tanto homless practicando la deriva de larga duración.

Los reportes policiales sobre deriva parecían más informes sobre movimientos militares que producto de la actividad de una vanguardia artística. Precisamente Debord tomó la idea de deriva de tácticas militares que definían la derivación como una acción calculada por la ausencia de lugar fijo y que era usada por los ejércitos más vulnerables para atacar por el flanco más débil, lo que ahora podríamos denominar tácticas de guerrilla.
Para Debord la deriva tenía dos significados: la observación activa en el momento actual de las aglomeraciones urbanas y el desarrollo de hipótesis para la estructura de una ciudad situacionista, lo que acabaría siendo las premisas de The Naked City, de Jorn y Debord, y el proyecto nunca realizado de La Nueva Babilonia, proyecto de ciudad situacionista, llevado a cabo por Constant, quien fue expulsado de la IS junto con otros colegas holandeses por participar en la construcción de una iglesia, cuando las tesis situacionistas proponían cuando no abolirlas por completo tomarlas para darles un uso profano y lúdico.

La deriva estaba diseñada casi expresamente para el proyecto de la construcción de situaciones, puesto que al abolir la rutina de los lugares comunes de los trazados cotidianos, se abrían las posibilidades para el imprevisto, el azar y una sucesión de momentos inéditos de la vida de la ciudad, por supuesto que para esto había que disponer de TIEMPO. En el Formulario para un nuevo urbanismo declaran: algunas perspectivas fugitivas nos permiten vislumbrar concepciones originales del espacio, pero esta visión sigue siendo fragmentaria. En ese mismo Formulario Gilles Ivain denuncia amargo: entre el amor y el basurero automático la juventud de todo el mundo ha hecho su elección y prefiere el basurero.

Para contrarrestar tanto amor a la basura los situacionistas tenían en mente planes que incluían agencias de turismo alternativas que proponían tours a las partes ocultas de los barrios vecinos, alentados por las derivas opiáceas del escritor británico Thomas de Quincey a través de todo Londres, en la tradición literaria de paseantes y contempladores urbanos como Baudelaire, Dickens o Walter Benjamin.

La IS creía que entre dos puntos de una ciudad las distancias no tienen mucha relación con la distancia física entre sí. En la deriva la calidad o duración del tiempo se circunscribía a aspectos emocionales del recorrido y a los imprevistos que inevitablemente surgían, ya fuera encontrarse a un colega y caer en una cantina, analizar la estructura mental de un edifico o tomar repentinamente un taxi para pedir que avanzara en línea recta hacia el oeste. En circunstancias de imprevisibilidad así, el tiempo goza de características inéditas muy alejadas de la compulsión calendarizadora de las horas.

Para la Nueva Babilonia contaban con una serie de proyectos, diferenciaban muy bien entre el uso de un espacio privado para la intimidad con el espacio privado comercial del capitalismo, pero primarían los espacios que propiciaran la interactividad social, de estructuras móviles adecuándose a las sucesivas necesidades de relación . Postulaban: la principal actividad de los habitantes de la Nueva Babilonia será la deriva continua. Vaneigem también quería una revolución que fuera la creación permanente de signos que pertenecieran a todos. Ya desde los tiempos de Potlach, fanzine de la IL, anunciaban que en su desarrollo final, las construcciones colectivas que los complacerían solo serían posibles después de la desaparición de la sociedad burguesa, de su distribución de productos, y de sus valores morales. Ahí en definitiva, además de su radicalidad intransigente, parte de su fracaso: creaban unas condiciones de demanda en que para que una nueva arquitectura pudiera funcionar todo el sistema social y económico tenía que ser destruido, reinventando las condiciones de intercambio, producción mínima para asegurar la sustentabilidad de la sociedad y el manejo del tiempo y la creatividad como máximos valores sociales, sin contar por otra parte que a los situacionistas temas como el presupuesto para la construcción les preocupaban muy poco. Además de que abolido el sistema capitalista de retribuciones dudo que hubieran muchos que practicaran la albañilería por deporte, ni siquiera en aras de la ciudad situacionista de ensueño.

Esa indeferencia cósmica tradicional de la especie humana hacia la belleza fue otro de los motivos del fracaso en la aplicación de las teorías situacionistas, más allá de la paternidad intelectual del 68 parisino y de que su filosofía y estética alimentaran la actitud punk, además de que quizás la ciudad situacionista ideal era una premonición de lo que sería la web. Como apuntó Vaneigem en una revisión de esos hechos tiempo después de que la IS fuera clausurada, todas las teorías situacionistas sobre el UU y por ende una nueva sociedad se basaban en la presunción de que todo el mundo al disponer de tiempo para el ocio creativo iba a lanzarse sistemáticamente a la calle a gozar las prácticas de la deriva, y que todo el espacio iba a ser visto en clave psicogeográfica, desviviéndose la gente común por la creación ad infinitum de nuevas situaciones, que a su vez eran la base para la construcción de un nuevo mundo para ése y otro nuevo tipo de situaciones. Presunción que iba más allá de cualquier expectativa razonable. La revolución solo le interesa tanto a los revolucionarios, a los universitarios -que se aburren mucho en la universidad- y a los que se oponen a ella. Lo que le gusta al pueblo (estudiantes incluidos), masa asalariada, clases obreras o como le quieran llamar es ver televisión y asfixiarse dentro de sus carros. Nuestros dirigentes empresarios son tan chidos que por la compra a plazos de 30 m2 de concreto mal ventilados y rodeado de vías rápidas de dos pisos regalan 500 canales de basura televisada. Ya lo decía Vaneigem: Entramos en el reino de las delicadezas policiales, esclavizar con dignidad.
Muy bien, por lo menos abandonen las calles a los gatos y a los borrachos nocturnos para que las transiten bailando y cantando polkas dementes. Que siga el capital, digo el espectáculo.
ése rubas en alguna cantina de méxico
foto: miss t.

La literbasura de Guillermo Fadanelli

Artículo publicado en la revista Replicante # 6, especial literatura.


La literbasura de Guillermo Fadanelli.
Remedio contra la asepsia.
o (Tirando a matar)


Los conceptos son como vergas infelices que no encuentran cobijo.
Peggy López en No hacemos nada malo

-Éste es el día más feliz de mi vida, mamacita. Le dijo el hombre en aquella ocasión.
–No sé por qué los hombres pasan los mejores momentos de su vida siempre borrachos.
¿Te veré en el desayuno?



La literatura de Guillermo Fadanelli, entre otras cosas como el talento y la obstinación, es fruto de un error: el error de habitar un mundo absurdo, a menudo intolerable –y a veces francamente apestoso, con ese olor a coladera característico del DF-, y que si no fuera por la ironía que segregan nuestras inteligencias de hienas condenadas y los abyectos placeres de la carne y el espíritu sería difícilmente habitable para una gran mayoría de seres con un mínimo de sensibilidad. Los que carecen de ese mínimo es o porque se mueren de hambre y tener sensibilidad (o cultura) es un lujo que no se pueden permitir, o porque se dedican compulsivamente a tratar de amasar dinero, confiar a ciegas en un futuro mejor y joder al prójimo (ya qué) como si toda la cosa no fuera con ellos.

Quizás este mundo, al menos el de los que han leído un par de libros en su vida, sería más simple y sencillo si no existiera la figura literaria de este prolífico, polémico y genuino escritor chilango de barrio y al mismo tiempo cosmopolita, culto y extremadamente cortés. Por simple me refiero a un mundo un poco más apacible, más habitable, luminoso y acogedor, como cuando circulamos sobre puentes de dos pisos por encima de colonias míseras en un auto importado con asientos de piel, 16 válvulas trabajando y el estéreo a todo volumen. Pero no, siempre hay un francotirador empeñado en aguarnos la fiesta (un coreano cualquiera que se autoinmola frente a las cámaras) que se dedica a señalarnos los matices de una realidad que, por el bien de nuestra felicidad bovina, preferiríamos ignorar.

En este sentido, el corpus literario (simón, me he leído casi todo) de Fadanelli se perfila como el reverso de la ideología de este gran comercial en el que pretenden (gobiernos, grandes empresas, la televisión, los gringos, incluso la mayoría de editoriales: EL CAPITAL INMISIRECORDE Y OBNIBULADO..., no soy un vulgar paranoico marxista) que vivamos: patria, idea de progreso, políticos y funcionarios serviles (a la corrupción y al narcotráfico), oficialidad bendecida de la heterosexualidad rampante (México es un país de machos cabrones chingaos!, -que también les guste que les den por atrás ya es otra cosa), familias unidas, hijos obedientes y sin mácula, (pseudo)sexo sano, parco y terapéutico (sin mucha imaginación, con gemidos controlados para no despertar a los niños: aeróbicos pélvicos para menopáusicas precoces y lisiados), actitudes nobles y solidarias (ajá: sólo prestarás a quien en un futuro te pueda prestar), coches ecológicos modelo del año, mucha mochez hipócrita (el que nunca se haya tocado ahí que tire la primera piedra, eh curitas pederastas, ay Jalisco no te rasques!) y tarjetas de crédito para comprar muchas cosas a plazos, laaaaargos y cómodos plazos...¿no suena eso como a condena?
Como bien sabe Benito Torrentera, protagonista por accidente de Lodo, una mala decisión, algo en apariencia inocuo (enamorarse por exceso de soledad y erudición de una pequeña delincuente 28 años menor), puede terminar con los huesos de un profesor de filosofía en la cárcel. Finalmente no un tan mal lugar para escribir memorias noveladas como Lodo, obra de madurez, dicen, la última y sin duda la mejor novela de las escritas por Fadanelli hasta la fecha, acreedora de varios premios. Ay, las mujeres, la de pirotecnia y templos fatuos que nos hacen erigir en su honor.

Veamos qué opina Peggy López (alter ego travestido de personalidad marcadamente almodovariana, quizás porque germinó en una de las estancias de Guillermo en Madrid) del sexo y el consumo: los verbos coger y comprar se me revelaron como los dos grandes pilares donde mi efímera vida se sostenía. Pareciera publicidad cutre de ciertos palacios de falso oropel: soy totalmente canalla. Otra de Peggy, acerca de la infancia: Los niños –por Dios- no son el futuro del mundo: pasando unos años serán igual de decadentes e hijos de la chingada que sus mayores. Y luego que vengan filósofos académicos a amodorrarnos con su ética para bestezuelas. Qué mundo éste diría Torrentera con resignación panzona y agotada, cubriéndose la cara con las braguitas de Eduarda y aspirando su ligero olor a orines y shampoo barato mientras se queda dormido.
Una literatura , la de Fadanelli, que en definitiva se erige como un poderoso anticomercial, como un mausoleo (mall) abandonado y silvestre donde yace inerme la esperanza y la fe (infundada) en la humanidad, entre la que, como no, se cuenta la peculiar subespecie chilanga, con especial mención a aquellos que frecuentan los antros de las colonias Obrera y Guerrero y del Centro Histórico para divertirse, en especial algunos hombres que “sólo desean estrujar el cuerpo de una mujer más joven mientras les llega la muerte”, (¿Te veré en el desayuno?).

Empantanado en medio de esta debacle moral, contra la que arremete sin contemplaciones, el mismo Fadanelli ya se jodió (esto no es nuevo para nadie, ni para sus amigos, menos para él). La literatura se lo jodió. Es como cuando te enculas y de repente tienes la certeza de que ya no vas a poder prescindir de ese sexo aunque acabe arruinándote, matándote de tristeza y desamor, y quién sabe si incluso de sida (el que no tiene sida es que no ha usado su cuerpo lo suficiente, Clarisa ya tiene un muerto). Hay escritores tibios (como amantes mediocres) que podrían estar haciendo cualquier otra cosa: en televisa, dirigiendo la sección cultural de un periódico, organizando raves, abriendo bares... o clausurándo(se)los. Fadanelli sabe perfectamente, porque lo decidió y porque no quiere, que no sirve para ninguna otra cosa. Y ya que tomó la decisión -o más bien se resignó- a ser escritor hace ya varios años, le entró a la tarea con obcecación y sin entusiasmo, como un obrero de la conciencia maltrecha que escribiera libros de autosuperación pero al revés, de autosupuración. Como él mismo dice: sin mayores pretensiones que poder pagar la renta, comprarle un nuevo vestido a su mujer de vez en cuando y elevar la calidad de las drogas que consumen él y sus amigos (entre los que me incluyo, veremos hasta cuándo, el mundillo literario es un campo minado). En definitiva, los objetivos legítimos de cualquier burócrata viciosillo. ¿Contracultura? Más bien ganas de escribir en un mundo en el que ya casi nadie lee, y simple y llanamente resistencia, tratar de mantener la cordura en un mundo a todas luces imbécil.
De detalles como la contracultura ya no hay que preocuparse, hay pequeños funcionarios, siempre muy ebrios eso sí, que se encargan de oficializarla y sacarle el máximo provecho. Ave Bukowski! es el grito de guerra de una generación de alcohólicos jugando a engendros culturales malditos. Como dice el director de esta insigne publicación cuando está de buenas: ay chiquilines.

Que Fadanelli se haya inventado , inspirado probablemente en la idea que tenía del cine John Watters, el feliz término de literatura basura ya es otra cosa. En los oscuros albores de los noventa, antes y después, el oficio de la literatura en México era cosa de iluminados exquisitos y endiosados (odas al mole y a la tristeza de no poder ser gobernados en francés por los descendientes de Maximiliano) y amas de casa. Respetando el noble oficio de ama de casa (cuando logro tener algo parecido a una casa soy una de ellas), el ambiente era irrespirable y lo peor, no retrataba en absoluto la realidad que se estaba viviendo en la ”región más transparente” (eh, chicos del crack) emponzoñada ya por una considerable capa de ozono letal, y por huestes de alcohólicos y drogadictos dementes que no dejaban transitar en paz por los laberintos de soledad, amén de olvidar a los pobres de recursos con estilo e ideas propias indomables que siempre han sobrevivido como pueden en este magnánimo país, donde hasta para los jodidos hay diversión.

De esa época, de cervezas a seis varos, tofraniles, poppers y antros de sexo en vivo (gratis) data Cuentos Mejicanos (91) y El día que la vea la voy a matar (92), y posteriormente Terlenka (95), primer título de la Editorial Moho fundada por Fadanelli, donde su escritura se muestra rebelde, deshinibida y respondona, despreciando y retando la noción de alta literatura en una actitud muy parecida al punk y que se manifestaba en actitudes soberbias frente al resto del mundo (sus amigos escritores y editores básicamente) que empezaba a reconocerlo como escritor. Su soberbia consistía en no abrir la puerta cuando tocaban o no contestar el teléfono deambulando en calzones sucios por una casa en estado desastroso y mordiendo la almohada de felicidad tras fumarse un cigarrillo impregnado de cocaína, acompañado por un vaso de wiski con agua de frutas por desayuno, tal dieta lo llevaba a “gritar con ese entusiasmo repentino efímero: ¡Carajo, maldita sea, esto es la vida!”, confiesa el escritor en Limolín, cuento aparecido en el 98 en Barracuda, también en la editorial Moho.
Darki y autodestructivo a más no poder, lo increíble es que este escritor haya sobrevivido a tales excesos nutricionales. Fadanelli, algún día te vas a arrepentir cuando te enteres de las graves secuelas que ha provocado el imitar tu incomprensible conducta en generaciones posteriores (el daño cerebral será irreversible en aquéllos que además pretendan convertirse en escritores, ni modo, otra generación perdida).
Sus primeros relatos son como fragmentos arrancados a la noche, a la amnesia de las drogas y el alcohol magnificada por una mala nutrición, retazos de una realidad incompleta: postales del desencanto. Una bofetada a la asepsia posmoderna y a la cacareada desaparición del sujeto. Sujeto que, vivito y coleando, se dedicaba fervorosamente a la adjetivación correosa tipo albóndigas amoratadas, gata de ojos hepáticos o uñas pintadas de un naranja infeliz.

Como novelista Fadanelli se supera. El universo del desencanto y desesperanza feliz queda retratado en No te enojes, Pamela, 95, en que los capítulos están divididos por líneas, actividad primordial de los protagonistas –hacer líneas de cocaína- : travestis, bailarinas de antros, militares maricones, trepadores mamones y asesinos, hijas descarriadas de políticos en ascenso medio putonas y con ínfulas literarias (dios mío) y la figura del narrador, en la que nos podemos imaginar perfectamente a Willy en las tribulaciones nocturnas de una vago drogadicto que dejó su empleo cuando conoció a Adriana, la putilla que le da alojamiento y de vez en cuandon algunos billetes de 50 pesos que le coloca en los calzones amarillos (de ella) que el narrador lleva puestos. Sordidez ambiental, drogas, camaradería de perdedores, sentimiento de clase! entre estrellas de glamour decadente en antros como el desaparecido 33 o el Barba Azul, asesinatos y camisas blancas caras e impolutas que van a ser usadas solamente tres veces antes de ser arrojadas en el cubo de la basura, todos ellos “habitantes de un tiempo laxo y estéril donde el futuro ya no tiene lugar, una aldea sin ley” (Regimiento Lolita, 98).

Personajes que como Ramírez, uno de los protagonistas de La otra cara de Rock Hudson (97), novela recientemente reeditada por Anagrama, a pesar de que no saben por qué hacen lo que hacen, no pueden dejar de hacerlo. Presos de un destino que queda chico, como impuesto con calzador y mordaza, se resignan a asumir su papel sin esperanza alguna de cambio, mucho menos de movilidad social, ese sueño que se desvanece la primera vez que se vende el cuerpo a cambio de un poco de droga o se navajea a alguien hasta la muerte por unos cuantos pesos o por un comentario fuera de lugar.

Y hablando de ambientes glamurosos, nos movemos al espectro social opuesto con Para ella todo suena a Frank Purcel (Ed. Moho 99). Muchos, más bien muchas, han acusado a Fadanelli (o a su literatura, ¿cuál sería la diferencia?) de misógino sexista, o en todo caso, si no de machismo (sobrio y descansado, Guillermo es de una delicadeza y comprensión extremas), de alardear de machín. En esta novela el escritor demuestra un detallado conocimiento, fruto de la aguda observación, de la condición femenina, que no es para tirar cohetes de alegría que digamos -sólo que concordando con el autor creo que a las mujeres hermosas se les puede perdonar todo, incluso el asesinato (Lodo, Dios siempre se equivoca). Más de una mujer aprendería más sobre su propio género en esta novela que en esas revistas temáticas sobre jardines fen-shui, comida macrobiótica, senos perfectos y orgasmos explosivos. Carla Bellini es una de tantas golfas sofisticadas con las que compartimos copas y cocaína, los más afortunados, tal vez la cama. De paso, describe con insólita –no he leído mucho a la Loaeza ni a la Poniatowska- precisión corrosiva la naturaleza exclusiva y prepotente de las clases pudientes mexicanas. Parece que Guillermo haya vivido siempre ahí, entre desplantes al numeroso servicio, alcoholes y coches caros, prendas Versace , que en vez de tener sólo un par de pantalones negros se vista con lo último de Doce & Gabana. Una naturalidad que haría sonrojar a las princesas de Mónaco, a quienes por cierto les recomiendo la lectura de las obras de este escritor, y aprovechar de paso esta palestra para ofrecerme como guarura o lo que sea (cuando no estoy bebido manejo muy bien). Este conocimiento de lo femenino denota que Guillermo se sabe divertir, escoger sus amistades y que ha sido elegido como confesor de esas mismas golfas caprichosas. ¿Dónde?, si en la cama o en las cantinas, ya es un asunto que compete al secreto profesional propio de los psicólogos, los curas y los banqueros. Aunque no podemos olvidar que Fadanelli es en el fondo un sentimental, cómo si no hubiera podido escribir: caminamos tomados de la mano como si nosotros nos bastáramos para perpetuar la especie (Sonia odia a nirvana, RegimientoLolita).
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También se ha acusado a Fadanelli de en el fondo ser un escritor moralista. Pero quien no es moralista en este mundo de mierda se convierte automáticamente en un cínico hijo de puta. Quien calla otorga. No nos hagamos pendejos, todos desearíamos un mundo un poquito mejor, y Fadanelli con sus escritos lo único que hace es no quedarse callado, ¿qué otra cosa más podría hacer un escritor?

Con el libro de aforismos Dios siempre se equivoca, y sobre todo con Lodo, Fadanelli está demostrando que es un escritor que sabe lo que hace, que por supuesto tiene madera, y está desmintiendo a todos aquéllos que lo han acusado de inconsistente y de malditismo impostado y un tanto forzado. Con el interés de Jorge Herralde, editor de Anagrama, la crítica ha tenido que comerse sus propias palabras y se han visto obligados a reconocer a uno de los escritores más brillantes (y molestos) de su generación. Con dos novelas a punto de ser publicadas también en la reconocida editorial de Herralde, estoy seguro que lo mejor de Fadanelli está aún por venir.

No se puede acusar de falta de rigor literario a alguien que el máximo compromiso lo tiene consigo mismo, con lo que es capaz de escribir y de vivir a fondo. Áquel que se haya asomado a territorios que rebasen su pírrico poder, se dará cuenta que Fadanelli no miente (así que no sólo es moralista, sino además didáctico). Es atroz por verdadero. Es doblemente atroz porque a pesar de lo atroz se ríe de la miseria estúpida del mundo, de la miseria de las sociedades actuales, de la miseria de ser sí mismo, por si fuera poco. Porque en resumidas cuentas,¿quiénes son los demás?: ¿los críticos?, ¿ la gente culta?. ¿Qué significa la noción de literatura a estas alturas? A mí por lo menos me da igual, lo que verdaderamente importa es la labor de un hombre decidido a emplear a toda costa su vida escribiendo y haciéndonos partícipes activos de la debacle. Los pusilánimes pueden quedarse a salvo tras sus escritorios impolutos y sus impolutas y estériles vidas. ¿A quién le importan? Por cierto, ¿a quien le importa la literatura?

todos llevamos a un gran publicista en nuestro interior


foto: tania candiani (miss t.)
en el taller de alejandro zakarias, tijuana, en alguna navidad muy fría.


texto aparecido en la revista Complot Internacional, México, DF


TODOS LLEVAMOS A UN GRAN PUBLICISTA EN NUESTRO INTERIOR


escribir es hacerse publicidad. esto de por sí ya es un eslogan y una frase genial que leí en un libro de la yourcenar. la historia de la literatura ha sido y es una gran campaña de publicidad que promociona las peculiaridades espirituales de un individuo, con métodos parecidos a los empleados para vender cualquier otro producto.
todo poeta, todo filósofo lleva a un gran publicista en su interior. y a un gran seductor, ya que seducir es el principal objetivo de la publicidad. pregúntenle sino a baudrillard o al omnipresente monsiváis, nada más que por citar a un par de filósofos de súpermercado.
la publicidad es un espectáculo, el único que se publicita a sí mismo. como ciertos escritores, que siempre hablan en primera persona. la publicidad y la seducción tienen obviamente que ver con el deseo.

pero seducir no solo es el objetivo prioritario de toda literatura y de cualquier estrategia publicitaria. tod@s tratamos de ejercer el poder de seducción constantemente desde diferentes trincheras, cada uno la suya. la mía por ejemplo desde estas páginas. otros me imagino que contando hazañas de fin de semana a los amigos o haciendo recuento de proezas sexuales. lo importante en definitiva es saber venderse y que nuestras vidas, nosotros mismos, nos situemos en la franja de lo deseable. y si es posible, tratar incluso de parecer misterioso e inalcanzable (por lo menos no para tod@s).
lo excesivamente literal no vende. y esto podría ser un antieslogan. una de las premisas básicas en los contenidos de los mensajes publicitarios es nunca usar la palabra NO. negar espacio a la negatividad.

la publicidad no solo es un medio, puesto que se confunde con su fin. a la postre el objeto anunciado se mimetiza con las características que lo publicitan. por esa razón lo inédito y lo novedoso son los adjetivos que mejor casan con la idea publicitaria, que obliga a los productos –y a nosotros mismos- a renovar constantemente los eslogans. hay que ser original de un modo imperativamente categórico.
en un mundo híperestimulado de signos y símbolos nuestras palabras o las playeras que usamos luchan desesperadamente para sobresalir y ser apreciadas en su diferencia. sobre todo para lograr escapar de la contaminación ambiental que tiende a envolver todo en un velo de opacidad mediocre y barullo alborotado donde pocas cosas permanecen en las mentes más que unos pocos minutos. a veces ni eso.
cuántas ideas o imágenes somos capaces de retener después de circular un rato por el periférico viendo espectaculares? una o dos como máximo. cuál de ellas además es capaz de lograr encender la llama del deseo compulsivo por comprar esto o aquello? pocas realmente. las imágenes, los mensajes, los símbolos, los rostros, las marcas se amontan todas en la mente y se confunden con el imaginario televisivo de TODA una vida de televidente y consumidor pasivo del maravilloso espectáculo de la publicidad en diferentes medios y escenarios.

en este aspecto, nuestro afán por perdurar, por querer ser recordados con agrado, no difiere mucho de las aspiraciones de una marca en concreto de mayonesa, luchando por diferenciarse del resto y lucir irresistible en las guerras internas de los anaqueles en la sección salsas. y esto también aplica para cualquier ideología y razón política.
las batallas por seducir y gustar se libran en las emisiones televisivas. lugar donde también están obligados a hacer acto de presencia todos aquellos que quieran contar, escritores, artistas, sobre todo actores y cantantes, políticos, deportistas, líderes de barrio, etecé, junto a TODOS los demás productos que también luchan sutil y encarnizadamente por sacudir nuestra indiferencia.

no hay que dejar nunca de hablar y si es posible frente a cámaras y micrófonos. proselitismo barato y efectivo. lo contrario, hablar alejado de las ondas hertzianas, es un martirio comunicacional, un absurdo predicar en el desierto. un suicidio publicitario en definitiva.
en esta época de la videosfera hay que estar preparado para ser entrevistado en cualquier momento, la amenaza de sacarnos del anonimato está siempre presente. debemos tener respuestas a cualquier tipo de pregunta, estar en condición de mostrar siempre nuestra mejor cara. las cámaras siempre acechan. la ocasión puede caer vía esos programas que simulan situaciones pendejas que hacen en los malls y que por sorpresa aparece un baboso soplándote y besándote en la nuca mientras te graban a escondidas–y luego medio país ve en la tv lo pendejo que eres-, o con los chingaos primos ahora que se han conseguido una digital y graban TODO en todos los cumpleaños o en esa cinta infaltable de los mejores momentos de nuestras vacaciones en la playa donde uno corre el riesgo de aparecer siempre babeando de borracho y con la cara aplastada contra la arena. esto evidentemente es antipublicidad personal, un anticomercial y un testimonio dudoso para las futuras generaciones.
no hay que olvidar que la publicidad aunque contundente es esencialmente efímera. pero de igual modo también se arraigan en la memoria colectiva esos goles decisivos que se fallan estrepitosamente y con los que se pierde una final.

mascando chicle de ojo

en un mundo que tiende a la pulcritud ideal ciertas actitudes ya no pueden ser toleradas, hay que enterrarlas en la prehistoria conductual de la humanidad. la buena publicidad es técnicamente limpia y refleja el avance de los mejores procesos de evolución social. es nuestro modelo a seguir ya que se dedica a mostrar nuestra mejor cara. y los productos que nos merecemos, que tienen que estar a la altura de ese mundo ideal. que por supuesto está poblado por tipas y tipos tan chingones como nosotros, a la altura del consumidor que se merecen tan maravillosos productos. el fantástico espectáculo ritual de una sociedad alrededor de la mercancia.

solo los objetos de mucho lujo y caché se venden sin necesidad de hacer hincapié en la promoción masiva, puesto que de hecho, NO son para la mayoría de masas depauperadas. y esta táctica de invisibilidad evidentemente envuelve los productos de ciertas marcas en un halo de inaccesibilidad que los convierte en verdaderos objetos del deseo. quién no ha soñado alguna vez volar en el concorde hasta la madre de wiski y champagne rodeado de lind@s azafat@s frances@s atendiéndote a todo lo que da? o esquiar en suiza junto a james bond mientras te pasa un par de tips explosivos e imprescindibles para sorprender a los demás y de paso abrirse camino en la vida?
el equivalente a esto en las artes y en la literatura serían los autores de culto. claro que esto nada más que en cuanto al glamour, porque muchas veces esa selectividad no tiene nada que ver con la rentabilidad económica de los proyectos. la mayoría se muere de hambre, pero el malditismo hasta ahora había sido una buena publicidad personal. por lo menos daba de beber gratis. en estos tiempos de militancia acérrima en lo cool, el maldito no deja de ser un looser original que evidentemente no tiene ni idea de manejar su imagen.

renunciar a publicitarse, y esto lo sabe cualquier producto, es sumergirse en el fracaso y en la inexistencia. yo soy esa leche tan nutrituva que tanta falta le hace a tus hijos. hay que demostarse imprescindible, vital.

de hablar de uno a hablar de las virtudes de la salsa de tomate nada más hay un paso. cualquier buen escritor es capaz de hacer ambas cosas: hablar de las vicisitudes del alma y de las ventajas irrefutables de determinados lotes vacíos para la construcción de viviendas. aunque los principios básicos son los mismos en este caso no importa tanto que tan bien se escriba, sino que lo importante es qué tanto dinero mueven esas palabras. poesía subliminal y plagios a la alta cultura al servicio de la economía del espectáculo.

a veces la publicidad masiva está destinada tanto a lograr mayores ventas de determinado producto como a lograr posicionarlo emocionalmente en las mentes y corazones –o donde se origine el deseo y las preferencias- del consumidor, que en potencia somos todos. para poder hacer eso, copys y creativos se tienen que enamorar de la idea que venden. aunque está claro que lo hacen por dinero el amor es sincero y total. pero hay que tener una madera especial para enamorarse por dinero, aunque finalmente sea para enamorarse de verdad. y sobre todo, conocer las reglas del juego de la seducción y el deseo colectivo para su efectiva manipulación.

acá su servilleta, en uno de los muchos servicios de urgencia llevados a cabo por La Fundación Adopte a un Escritor, ha laborado para la industria de la publicidad en un par de ocasiones y sé cuál es la poética de adornar una idea vacía. que además muchas veces no es del todo cierta, o por lo menos, donde parte de la verdad se omite. el secreto está en que ciertas cosas permanezcan ocultas.

trabajar en publicidad es como tener que seducir a alguien durante 8 horas al día para al final acabar ligándotelo. hay que pensar rápido rápido para siempre caer bien. pero sobre todo rápido. las dead lines aprietan y hay que justificar las mesadas de las buenas cuentas fijas. un buen publicista no se compromete ni con el producto ni con la esencia de la publicidad sino con el cliente que es quien finalmente paga su sueldo. el mejor aliado de un creativo es su ejecutivo de cuenta. y la que da los cheques, claro está.

no duré mucho en la industria de la publicidad pero en mi paso por ella aprendí ciertas cosas básicas en las que tiene que ir envuelta una idea o un producto. el que sea. incluido tú o yo.
para empezar al primero que hay que seducir con nuestra personalidad es a nosotros mismos, somos nuestro principal cliente. si logramos vendernos una buena campaña quizás luego se la podamos ofrecer al mundo.

como productos todos estamos en condición de ser elegidos en el momento menos pensado, que para eso nos paseamos tan apuestos y disponibles por el mercado laboral, afectivo y demás mercados y comercios de la vida buscando buenas oportunidades. una adecuada publicidad personal nos ayudará a cotizarnos. nos empujara a esos deseados 15 segundos de notoriedad en el interior de las mentes ajenas. y quizás, si usamos una buena estrategia, alguien se decida a comprarnos.

lo importante no es tanto hacer las cosas sino que los demás lo sepan.


rubén bonet
fundación adopte a un escritor
alpes del ajusco, 03

Retrospectiva de Julio le Parc

con príamo lozada en la cantina el norteño, en el centro de puebla el fin de semana de la inauguración de plataforma 06. la foto la tomó tania candiani


texto comisionado por el Laboratorio Arte Alameda, con motivo de la exposición Le Parc Lumière, retrospectiva de Julio le Parc.
ciudad de méxico. primavera 2006.


JULIO LE PARC.CREADOR DE SITUACIONES LUMÍNICAS


in memoriam Príamo Lozada

La única cosa estable es el movimiento, en todas partes y siempre.
Jean Tinguely

Transformaremos así en epiléptica alegría el nevermore de Edgar A. Poe,
y enseñaremos a amar la belleza de una emoción o una sensación,
porque es única y destinada a desvanecerse irreparablemente
.
F. T. Marinetti

El rizoma no está hecho de unidades, sino de dimensiones, o más bien
de direcciones cambiantes. No tiene ni principio ni fin,
siempre tiene un medio por el que crece y desborda
.
Rizoma. Deleuze/Guattari.




Es muy probable que con los trabajos aglutinados en la exposición Le Parc Lumière estemos asistiendo a un acto de arqueología -visual y teórica- sobre el siglo XX. Y no digo esto porque la mayoría de las piezas que la conforman hayan sido concebidas en la década de los 60, ya que en ese aspecto la obra está muy viva y respira magníficamente en estos inciertos albores del nuevo milenio. Sino porque el conjunto de la obra realizada por Julio Le Parc (Mendoza, Argentina. 1928) es resultado de unas inquietudes que preocuparon a muchos artistas, teóricos y científicos a lo largo de casi todo el siglo pasado, y que en el caso concreto que nos ocupa, se materializaron en un preludio exquisito y sutil de los muchos senderos que desembocarían en este cambio de era auspiciado por la revolución cibernética, cúmulo a su vez de pequeñas y paulatinas revoluciones tecnológicas en los más diversos campos del saber, y que acabarían por crear incluso nuevos modelos de organización social. Como es el caso de la red, cuyo principio de funcionamiento “democrático” promueve, casi por ósmosis, la imitación de la horizontalidad en las relaciones sociales, en detrimento del sistema jerárquico tradicional.

Los avances tecnológicos y las posibilidades de aplicaciones utópicas que dejaban vislumbrar ejercieron una poderosa fascinación en muchos artistas, amén de ampliar de maneras inéditas los recursos técnicos y las posibilidades creativas en sus producciones. En el terreno de la plástica, un cuadro de George Grosz, Dedicatoria a Óscar Panizza (1917-18), en el que el tratamiento de la luz y color y el uso de las diagonales dotan a la imagen de una vívida sensación dinámica, sentaría uno de los precedentes pictóricos del germen de lo que se convertiría después en el arte cinético. Marinetti, en el Manifiesto de los pintores futuristas advertía que “el gesto, la actitud que queremos reproducir sobre el lienzo no será un instante fijo del dinamismo universal. Será sencillamente la propia sensación dinámica”.

Ya desde 1912 artistas como Tatlin, Gabo, Larionov, Balla, Archipenko o Duchamp ensayan introducir el movimiento real en su obra, ya sea por manipulación o con la ayuda de pequeños motores eléctricos. Algo que también haría Moholy-Nagy más tarde en el contexto de la Bauhaus, como con la obra Light Space Modulator (Modulador espacial de luz), que fue concebido como una investigación entre las fronteras del arte plástico y el cine, y que abrió paso a una dialéctica artística entre la luz y las sombras.
En el manifiesto Sistema de fuerzas dinámicas constructivas, firmado por Moholy-Nagy y Kemeny en 1922, se emplea el término dinámico para la mayoría de fenómenos concernientes al movimiento. Sobre 1932 aparece la expresión “móvil” introducida por Marcel Duchamp a propósito de las obras de Calder, y el artista checo Zdenek Pesánek llama “cinéticas” a sus investigaciones plásticas y Kinetismus al libro resultado de ellas.
Pero no fue hasta los 50´s que se usó plenamente el término arte cinético, en referencia al trabajo de artistas como Tinguely, Malina y Schöfer. El arte cinético, en palabras de Runo Unari y Umberto Eco, es un género de arte plástico donde el movimiento de las formas, colores y planos son el medio para obtener un conjunto cambiante, cuyo objetivo es descartar una composición fija y definitiva.

En este sentido, el arte cinético comparte características esenciales con la naturaleza, sobre todo en el aspecto de mutabilidad, en el que nada permanece, y cuya observación actúa como inspiración primigenia en este tipo de arte. Así es como se suceden los ciclos cotidianos de la luz en la noche y el día, el aire y el viento y otros fenómenos móviles como el agua (mar, ríos y lluvia), el fuego y el humo, además de los movimientos microcósmicos de los átomos y los macrocósmicos de los astros. En el terreno perceptivo visual, esa sensación de movimiento la podemos recrear de manera natural entrecerrando los ojos y enfocando de manera fija durante un tiempo una reja metálica o los motivos repetidos de algún mosaico, en definitiva patrones geométricos.

Los avances tecnológicos de la época tuvieron una influencia capital en el desarrollo del arte cinético, sobre todo a raíz de la popularización del cinematógrafo y su impacto en los referentes visuales colectivos. Ya desde la Edad Media la óptica se convirtió en imagen arquetípica de un proceso universal: la radiación de energía. Así Víctor Vasarely, artista y estudioso del cinetismo plástico, basaba sus investigaciones en las teorías sobre la relatividad, la mecánica ondulatoria, la cibernética y la astrofísica.

Según Frank Popper, el arte cinético, y en concreto el arte lumínico-cinético, enriquece la idea de humanismo al proponer un lenguaje planetario entendido por todos, creando las bases de un arte verdaderamente popular. Al ser la luz una ambientación natural hay una lógica preocupación por el entorno (environment), que evidentemente incluye al factor público, y la consiguiente preocupación por integrar la obra plástica en la arquitectura y el urbanismo, como se apuntaba en el primer manifiesto Madí, fechado en 1945 en Buenos Aires, donde se reflejaban problemáticas artísticas que tenían que ver con consideraciones espaciales y que trabajaban por rebasar el marco como continente de la obra y abarcar el espacio entero de la galería o lugar de exposición modificándolo. Una preocupación, trascender la bidimensionalidad, que sería una constante en el trabajo de Le Parc.

El concepto y práctica de la participación del espectador data de los años 50 con artistas como Agam, Soto, Tinguely y Paul Bury quienes trataban de poner a prueba las facultades creativas del público en ambientes inusuales como laberintos, itinerarios planeados bajo la influencia de efectos ópticos o lumínicos, estroboscópicos y magnéticos, o como el uso del neón por parte de Kowalski y Morellet (miembro del GRAV -Groupe de Recherche d´Art Visuel-, al que también perteneció Le Parc como miembro fundador) para poner a prueba la conciencia espacial y arquitectónica del espectador. Unos elementos y recursos que en su gran mayoría también fueron utilizados por Le Parc, fruto de elaboradas elucubraciones y precisos cálculos, en una actitud que acerca a este pionero artista argentino a los presupuestos contemporáneos en que arte y tecnología vuelven a caminar de la mano, como actualmente sucede en el arte electrónico, y como ya sucedió con los grandes artistas del Renacimiento. Según Popper, la característica principal del arte cinético reside en la combinación de estética, preocupaciones sociales y una actitud de estar al día en cuestiones tecnológicas, consiguiendo en última instancia transformar la imagen del movimiento en movimiento verdadero.

La labor de Julio Le Parc se inscribe, no como consecuencia, sino como parte propositiva en las corrientes de vanguardia en la década de los 60, cuyos presupuestos teóricos se encaminaban hacia una práctica artística que supusiera para el espectador una experiencia integral en la que lo esencial no es ya el objeto en sí mismo, sino la confrontación dramática del espectador con una situación perceptiva.
Esta práctica compartía presupuestos con los de la Internacional Situacionista (IS), que dentro del programa general de construcción de situaciones, tenían la intención de subvertir el concepto moderno de la noción del espectáculo, que consideraban unida a la alienación del viejo mundo porque en definitiva pregonaba la no intervención del espectador. Se trataba básicamente de desestructurar las tramas de hábitos rutinarios por la vía del juego y la sorpresa, y que en literatura coincide con las investigaciones neovanguardistas de Julio Cortázar, por ejemplo.

En el taller del GRAV abogaban por el ejercicio de un tipo de práctica artística directa, que no requiera mediación de literatura explicativa –metadiscurso- para ser comprendida por el público, y para que ante cualquier consideración teórica sea principalmente disfrutada, dado su marcado carácter lúdico, y que en vez de caminar hacia el encriptamiento de sus propuestas (o grados de complicación verbal, que muchas veces esconde más que lo que muestra, y que según el GRAV lo único que pretende es acomplejar e inhibir al espectador -las cosas no ha cambiado mucho al respecto) desanda el periplo de los vericuetos intelectuales (conceptuales), y nos transporta al mundo de las sensaciones primigenias que conlleva la sorpresa de los descubrimientos propios de la infancia, a pesar de que la prioridad del GRAV fuera lograr un impacto fisiológico antes que emotivo.

Le Parc centró sus investigaciones básicamente en el estudio de la luz en movimiento, al mismo tiempo que, siendo además un prolífico escritor, junto a los artistas que conformaron el GRAV -Garcia Rossi, Morellet, Sobrino, Stein e Yvaral-, desarrollaron una importante actividad teórica a través de un buen número de manifiestos que llevaban títulos tan sugerentes como Múltiples, Suprimir la palabra arte, ¿Guerrila cultural?, o Desmitificar el arte (estos tres últimos firmados en solitario por Le Parc), en los que abogaban por un arte de la experiencia que lograra “sacar al espectador de su dependencia apática que le hace aceptar de una manera pasiva, no solamente eso que se le impone como arte, sino todo un sistema de vida”, como se desprende del manifiesto Basta de mistificaciones datado en 1963, y que lograra también, entre otros objetivos, “desplazar el interés hacia las situaciones visuales nuevas y variables basadas sobre constantes originadas en la relación obra-ojo”, (Transformar la situación actual del arte plástico, 1961).

Al igual que las teorías de la IS sobre un nuevo arte o las de los integrantes del arte participativo brasileño, los miembros del GRAV con sus manifiestos y acciones pretendían realizar un arte integral, de la experiencia, más orientado a la creación de situaciones (en algunos casos muy cercanas a los happenings y al dadaísmo) que a la producción de objetos. Como fue el caso de la serie de acciones llevadas a cabo en Un día en la calle (París, 1966) donde, entre otras situaciones, se repartieron regalos sorpresa en una entrada del metro y se invitaba a los transeúntes a jugar con unos “zapatos para caminar diferente” sobre unas baldosas móviles colocadas en la calle, a efecto de que los sorprendidos peatones buscaran su equilibrio. Acción que posteriormente dio lugar a la pieza Sol instable, presentada en museos bajo los mismos presupuestos.
El entorno (en el sentido más amplio del término) es considerado aquí como el lugar de encuentro privilegiado de los hechos físicos y psicológicos que animan el universo de cada individuo, y tiende, implícitamente, a una dimensión más amplia que sería la de un espacio sociológico real y, por tanto, una área privilegiada de investigación. La creatividad pública aparece como el resultado de un autoanálisis de las necesidades y las aspiraciones estéticas de la población.

Le Parc postula que toda obra de arte es, ante todo, una presencia visual. Posteriormente, Daniel Buren definió el museo como una máquina de visión, como una herramienta capaz de multiplicar las interpretaciones de la realidad a la que los espectadores tienen acceso.
La exposición Le Parc Lumière convierte los espacios donde se muestra en templos paganos dedicados al disfrute visual cuyo único dios es la luz en movimiento, sofisticados castillos encantados de laberintos, espejos y juegos de luces, y con el mago Julio Le Parc oficiando de artífice, como sucedió recientemente en el Laboratorio de Arte Alameda, en la ciudad de México, espacio donde se ha podido contemplar tan magna retrospectiva por primera vez en México, y ahora, en el Ex-hospital de San Pedro en la ciudad de Puebla, en el marco del festival Plataforma.

Ha sido gracias a las artes y oficio de Príamo Lozada, curador de planta del Laboratorio Arte Alameda y co-curador junto a Bárbara Perea de Plataforma, quien hizo posible que la muestra Le Parc Lumière recalara en nuestro país, propiedad de la suiza Fundación Daros en una labor de importante rescate histórico del trabajo de este artista pionero del arte cinético, con la colaboración y curaduría de Sebastián López, íntimo amigo del artista y creador de un importante texto contextualizador del trabajo de Le Parc, que aparece en el magnífico catálogo producido por Daros, división Latinamérica. Para esta muestra algunas de las piezas debieron ser reconstruidas debido principalmente al lógico desgaste de algunos de los componentes, sobre todo de las partes mecánicas.

En estos tiempos del fracaso de la utopía tecnológica basada en la idea de que las máquinas iban a reemplazar y liberar al hombre de ciertas tareas, dotándolo de más tiempo libre, Le Parc Lumière aglutina un conjunto de trabajos que vistos en perspectiva anticipan, con artilugios mecánicos muy sencillos –hilos de nylon, pedazos de lámina, pequeños motores, pelotas de ping pong, tiras de papel...- aunque usados de una manera muy ingeniosa, el arte instalación, el videoarte e incluso el arte interactivo al ser producto de investigaciones teóricas dirigidas a descubrimientos técnicos en el manejo de la luz (muy en boga en la época psicodélica) y de instrumentos generadores de movimiento y sonido, dando lugar a lo que Frank Popper define como un arte tetradimensional, que en la actualidad se manifiesta en ámbitos como el arte electrónico, el net art y el arte desarrollado en entornos virtuales gracias a la cibernética, y que, contrariamente al grafismo, al dibujo o a la fotografía, comparte con el rizoma, según el dúo Deleuze/Guattari, el ser un mapa que debe ser producido, construido, siempre desmontable, conectable, alterable, modificable, con múltiples entradas y salidas, con sus líneas de fuga...

Le Parc, en esta muestra de delicadas y sugerentes piezas lumínicas, asume funciones más próximas al mediador que al creador, con propuestas de entorno no concluyentes, abiertas, en las que la participación del público es fundamental, al ser en algunos casos tanto un objeto refractario de la luz como un agente generador de movimiento al desplazar el aire que mueve algunas de las obras, haciéndolo partícipe no sólo como observador pasivo, sino como un agente que modifica y da sentido a cada una de las piezas con su presencia, invitándolo a convertirse en un creador de situaciones insólitas en los diferentes ambientes provocados por los juegos de luz, y de este modo en un actor en segundo grado, es decir, no solamente participando él mismo en contacto directo con la obra sino observando a los otros espectadores y participando en su actividad.

Le Parc mediante laberintos, haces y cajas de luz, lentes refractantes, tiras de aluminio y móviles de espejos, usa la luz –que comparte con las composiciones musicales una álgebra abstracta -como materia prima privilegiada y etérea al servicio de la imaginación, actuando esas técnicas ilusionistas en el ámbito espacio-temporal y creando una antigenealogía, una memoria corta o antimemoria, que aparte de ser una de las características de la luz (y del rizoma), lo es también de la virtualidad tanto digital como holográmica. Estamos, pues, frente al trabajo de un verdadero visionario de la maraña tecnológica en la que estamos inmersos.



Rubén Bonet
Fundación Adopte a un Escritor

Sónar 04: Barcelona for export. La tecnología digital y las micronaciones

Texto aparecido en la revista REPLICANTE # 4


Sónar 04: Barcelona for export
La tecnología digital y las micronaciones

Rubén Bonet*

Sónar, festival de música avanzada y arte multimedia de Barcelona, creció con la música electrónica como gran tronco vertebrador, el elemento de mayor peso, y con el tiempo se ha convertido también en un magnífico espacio de vanguardia donde se muestran las aplicaciones más innovadoras y creativas de la tecnología digital al arte en sus múltiples manifestaciones: visuales —gráficos y cine—, música, interactivos, arquitectura, urbanismo, comunicación y un insospechado etcétera, que va variando con las nuevas propuestas que año tras año aparecen por el festival. Además, el programa incluye presentaciones de software, medialabs y la edición de este año de conferencias de, por ejemplo, Robert A. Moog, el inventor del primer sintetizador comercial que lleva su nombre y que ya es un clásico, o dentro de la sección tradicionalmente dedicada a exposiciones, SonarMática, la Primera Exposición Universal de MicroNaciones.
El espacio de SónarMática, tras dedicar en anteriores ediciones monográficos a las creaciones digitales de Berlín, Helsinki o Londres (y la creación de túneles virtuales con cada una de esas ciudades) y presentar excelentes muestras del arte electrónico de la última década, cambia en esta ocasión de tercio presentando la Primera Exposición Universal de Micronaciones, centrada en el fenómeno cultural de las micronaciones: naciones inventadas, territorios virtuales o reinos fantásticos, algunas nacidas en la década de los setenta y otras micronacionalidades de reciente acuñación. Un fenómeno que ha recibido un enorme impulso gracias a internet y a sus cibercomunidades al estar sus creadores estrechamente vinculados al mundo de las músicas avanzadas, como es el caso de los vieneses State of Sabotage (SOS), quienes tienen su propio sello discográfico y editorial y en cuyo stand de SonarMática, en la Capella dels Àngels, ofrecían a cambio de una módica suma un pasaporte oficial de SOS, con el que se adquirían ciudadanía y derechos (a recibir información).
La exposición abrió con una conferencia del alemán Oliver Kochta, miembro de la Romantic Geographic Society y co-comisario de The summit of micronations, en la cual explicó las raíces históricas del fenómeno micronacional, que tiene como centro del discurso la posible respuesta a las preguntas: ¿pueden existir Estados sin territorio? ¿Es obsoleto el concepto de Estado-nación?, y de ahí pasar a plantearse todas las utopías imaginables, inquietud a la que se dio seguimiento con la mesa redonda “Nations versus Micronations”, en la que representantes diplomáticos de las micronaciones debatieron sobre su presente y futuro.
Según Kochta, las micronaciones se podrían englobar en seis grandes categorías: simulaciones sociales, económicas o políticas; ejercicios de autoagrandamiento; ejercicios de fantasía y ficción creativa; vehículos para la promoción de un ideario; entidades creadas con fines fraudulentos; anomalías históricas y aspirantes a Estados.
En agosto del 2003, y conjuntamente con MUU, la asociación de artistas finlandeses, Kotcha y Kalleinen organizaron la Primera Cumbre de Micronaciones en Helsinki. Participaron en ella seis de las micronaciones más serias de la actualidad: representantes del pionero Principado de Sealand, NSK -Estado en el Tiempo-, The Remony de Ladonia, los reinos de Elgaland & Vargaland, la República Transnacional y Sabotage, que acudieron a Helsinky con sus séquitos.
En Sónar se presentó una instalación que incluye un documental de la cumbre así como retratos de los más distinguidos reyes y presidentes de las micronaciones, realizados por el fotógrafo Christian Yakowlef.
La exposición también ofrece al visitante la oportunidad de descubrir qué micronación se ajusta más a su visión del mundo por medio de un programa informático interactivo “selector” de micronaciones. Tras responder a 24 preguntas el visitante recibe asesoramiento sobre cómo inmigrar a la micronación apropiada.
En el Information point, centro de documentación de los proyectos micronacionales más interesantes en el panorama internacional, se podía visitar Jennifer Government: Nationstates, un juego de simulación basado en la novela Jennifer Government, de Max Barry, en el cual se puede crear un país propio según los ideales y poder así cuidar a sus habitantes o bien torturarlos deliberadamente. Nationstates tiene un carácter muy humorístico, dicen, pero sólo porque la política internacional es de por sí muy divertida. El juego te pide que escojas un nombre para tu país, un lema, el animal nacional y una moneda. A continuación debes responder a un breve cuestionario sobre tus políticas. Esto determina el tipo de país que se crea: autoritario o permisivo, de izquierdas o de derechas, compasivo o psicótico...
En esta edición de Sónar se suma a la representación de micronaciones el barcelonés Evru, fundador de Evrugo, quien reivindica la inspiración como origen de ese país virtual. He aquí su declaración de principios:

Evrugo es un Estado contradictorio imaginario y real. Autocrático y universal. Su constitución es aleatoria. Todo es posible, lo concreto y lo inmaterial. Utiliza símbolos comunes a todos los Estados: idioma, alfabeto, bandera, himno, moneda, pasaporte. Territorio mental, físico, artístico, científico y místico. La principal industria es el armamento irónico, armas que matan de placer o risa. Su patrimonio, las ideas. Su estrategia, la autocuración creativa. Su ideal, alcanzar la felicidad. Lugar de reflexión y expansión. Sus conflictos son permanentes. Es de uso individual. Es la burbuja o aura común a todos los seres. Pretende despertar el sentido de Estado personal que tenemos todos los humanos como solución a la inadaptación social.

En su stand del Sónar 04 Evrugo establece una oficina de flujos migratorios diseñada por CLOUD 9, en donde invita a los visitantes a desnudarse y vestirse con prendas de cortana para ser digitalizados y materializados por una impresora Hewlett-Packard.
Todas las micronaciones representadas disponían de un stand donde se desplegaban textos históricos, formularios para la petición de pasaporte, fotografías de los “jefes de Estado” y actos “oficiales” y videoproyecciones realizados por los propios artistas, como es el caso de los eslovenios NSK -A State in Time.
El éxito del festival en su onceava edición, además de la consiguiente masificación “cool” -el día de apertura ya no quedaban entradas para ningún día- y el beneplácito entusiasta por la mayor parte de las instituciones barcelonesas y de los medios -el evento produce divisas, da para varios titulares y ayuda a colocar la marca Barcelona por el mundo, algo en lo que las instituciones están empeñadas en lograr a toda costa (véase la pantomima del Fórum de las Culturas)- ha hecho pensar a sus organizadores (Advanced Music) en exportar la fórmula del festival a otras ciudades. Las principales candidatas, por el momento, son Tokio y Guadalajara, adonde llevarán pronto una pequeña muestra representativa de Sónar.
Después de once años parece que el Sónar tiene mucho futuro por delante y está además en fase de entrar en expansión geográfica. Para que la fórmula triunfe sólo hace falta un entorno social joven con excedente económico y ganas de consumir música electrónica, en mancuerna con ayuntamientos de ciudades ambiciosas que quieran proyectar al mundo una actitud cool y de vanguardia, todos ganando dinero, claro está. Pero mientras que los ravers globales echan a perder el acontecimiento con su habitual sumisión consumista, podremos seguir disfrutando de la verdadera protagonista de la vanguardia artística de nuestros tiempos: la revolución digital del arte, y en este terreno, al parecer, estamos muy lejos todavía de vislumbrar fronteras.

* Rubén Bonet
presidente de la fundación adopte a un escritor

Direcciones web de interés:
sonar.es
Micronaciones: muu.fi/amorph03, s-h-y.org, yakowlef.org, nationstates.net, maxbarry.com, sealandgov.com, havenco.com, evru.org, sabotage.at, krev.org, laibach.nsk.si
Activismo en red: plagiarist.org, runme.org
Arquitectura artificial: btbwarch.com, dbox.com, zenlux.com
Visuales: touchmusic.org.uk
Programación y tecnología aplicada al arte: processing.org, artificiel.org, konner.de, evolutionzone.com/hardwork/art, hektor.ch
Medialabs: arteleku.net, uoc.edu/artnodes,vs.nl, eternalnetwork.org/mush